¿Dónde posas tus manos

que no soy siempre yo,
la que te quiero mía
hasta alcanzar a Dios
por las alas de unas manos
suaves plumas de unos dedos?
¡Qué lucha para elevarme a esas alturas,
paloma mía,
donde espero tu vuelo!
No necesitó el hebreo del "Cantar de los Cantares"
tanto bregar.
Hay puertas y ocasiones;
las mías son de pena.
Me reconozco privada de hundirme en la hermosura
como Tántalo de agua para su mucha sed
....Siempre un Tú hermoso.
El verde de tus ojos.
Sed de prados o mejillas
para labio de polvo de colores
tan nada como suspiro-ala de mariposa.

¿Dónde posas tus manos
que no soy siempre yo,
terrible y majestuosa
como ejército en orden de batalla
paloma mía?
¿Dónde posas tus manos que me olvidan
alas que me desconocen
bella y terrible como la esposa del "Cantar"?
¿En qué rama de hombro?
¿En qué nido de pecho?

¿Dónde posas tus manos
que no son estos dedos
poblados de jacintos,
mejillas aromáticas,
ojos de tu mismo color y condición
de paloma huidiza,
vientre como vaso de marfil,
piernas de mármol?

¿Dónde posas tus manos
que el esposo
coronado de espinas de rocío
no las encuentra en esta larga espera?
¿Por qué me has abandonado
en medio de la noche?

"De rodillas" y "Brazos estas músicas", poemas pertenecientes a "Esta luz sepultada" paso a "Textos C. López Iglesias" ; y "Bruja bis", también de aquí, en "Sexo del alma"