Qué ruina de universidades en sus especialidades de lenguas, de escuelas de periodismo, talleres literarios, filosofías de las de estar por casa, o por aquel cielo que decía Borges, verlo tal que una biblioteca (tener al alcance todos los libros del mundo, todas las almas del mundo, desde luego es un lujo muy de parnaso, muy de Olimpo, de Jerusalén celeste refulgiendo en toda su pedrería, un exquisito, el sr. Borges que era un exquisito); qué ruina, si todo mundo hubiese hecho caso de la sabia y contundente frase de Oscar.
Tener algo que decir y decirlo. Y desde luego no nos faltarían libros, cuando tampoco tema de conversación.
Y nuestro Lorca:
"Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio."
O una palabra misteriosa, o que misteriosamente se nos cuela en nuestra dialéctica, y aunque no tengamos muy claro su significado, pero resulta que es la más apropiada para estar ahí, golpe de luz que él solo se dice como de ciencia infusa.
Estaba paseándome por un portal de citas (no se me malentienda, citas: frases, aunque se estuviese también necesitada de lo otro, amorosas citas, amigables citas) cuando tengo aquí sobre el regazo un libro de lo mismo. Véamos qué nos ponen. Como si nos duspusiésemos ante sabrosa película de espectadora:
"Es cien veces mejor arrojar nuestros versos al fuego y abandonar este oficio de galeote". (Teodoro de Banville "Odas funambulescas") Sorprendidita quedo ante la sabiduría. Veamos quién es... No encuentro resultados sino otra frase de él, o verso por su sonido, por su especial disposición de las palabras:
"El dolor es para el alma un alimento fecundo". ¡Y quería huir de lo de galeote! Forzados estamos amigo, a galeras, como aquel compañero de fatigas que fue también Cervantes, diciendo:
"El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre". Pues ¡halé halé, poetas, que estamos en tiempos de crisis! Recuerdo a Gloria Fuertes diciéndome:
Se escribe si no se vive. Temo haberle mejorado la frase.
Y he visto a Carmen Conde por aquí, aunque no fuese mucho lo suyo:
La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano.Y me encuentro mirándome la mano como una imbécil. No sé si sentimiento, pero sí galeote, como decía el francés arriba: ¿Qué es este bulto o callo en mi dedo corazón de la mano derecha? ¡De tanto remar en galeras a la búsqueda del alma perdida y estuvo siempre aquí! Oh necedad que suelta por la mano el sentimiento cuando ya ni le sobra al corazón.
Y desde luego que no estarían las frases que sientan cátedra sobre los asuntos poéticos o el arte de escribir, completas o en su sitio, sin opinión científica certera al respecto, sobre todo si venida de ese gran sabio que fue Galileo:
"Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas".No despreciemos pues al carbonero que vive de lo pintado, si es nuestra mejor clientela.
Cuando echo la vista para atrás y me encuentro sin ningún tipo de prejuicio ante mi arte de contar fábulas... me doy pena. Jamás nadie estuvo dispuesto a creérmelas. Aunque he de ser sincera y decir que jamás tuve la predisposición de creerme las fábulas de otros (exceptuada la Pizarnik, y porque me dio muestras de no ser fábulas, primero sobre el papel y luego en vivo, aunque todo ustedes dirían que en muerta) ¡¿Seré yo, entonces, ningún tipo de mente poética en absoluto?! Menos mal que alguien dijo por ahí, mi amigo inglés, el bello Keast tan amante de lo provenzal y sus gay saberes:
La Verdad es la Belleza. Veroi Verai que soy una mente verdadera, bella mente, bellamente entonces.
Pero
tener algo que decir y decirlo es tanto amigo Wilde. Para nada podremos superar, si ni Cristo, aquello de ni todo el Universo fuese contenedor suficiente de su verbo. Eso para que los números se las pretendan infinitos, como si una palabra tras otra no fuese escala suficiente para tomar aquella plaza de la que ni el rayo de luz parece ser capaz: El fin del Universo, sus fines sus principios.
¿Y esta maravilla de Hermann Hesse?:
"Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos". Sin lugar a dudas que creatividad es felicidad, yo al menos no conocí casi otra; y desde luego que somos unas malas pécoras cuando nos reímos, despreciamos, o pasamos de largo sobre la ajena creatividad, o le damos ese calificativo soberbio desde la que suponemos cátedra nuestra en el asunto. Aunque tampoco hay que gritar: ¡Vivan los malos versos! Viven, ¡vive Dios! (o no vive) más que los otros.
Digamos sabiamente con José Hierro que subió al Cielo en el año que Alejandra bajó de él a mí, y a bastantes más, estoy segura, lo que pasa que esos otros no hablan, que se fue al Cielo no sin antes llevarse el premio Cervantes:
"La poesía se escribe cuando ella quiere".Nada más cierto. Como suceden los milagros, tras de tanto cansancio, y aunque ni se repitan.
¡¿Que no se repite el milagro?!
Cuarenta años de milagrosamente
de peligrosamente
de verdaderamente.
Aunque te los regalaba todos. Mira si soy generosa. Mira si estoy con aquel del
"Es cien veces mejor arrojar nuestros versos al fuego y abandonar este oficio de galeote". Yo ya conocí una purificación por el fuego de mis versos de los dieciséis y me juré desde entonces que si primero ellos, luego yo, que probaría el bocado de las llamas si a ellos. Y así toda la vida de penado. Terrible en el instante la llama, pero compasiva en el tiempo. ¿Juana de Arco, o penada a galeras? ¿
Boga y vivirás? ¿Alguna clase de vida lleva eso?
Felicidad es la creatividad; y no nacimos para ser felices. Crear, intento vano de vencer al tiempo siempre que no contemos con la fórmula física exacta. Fórmula física: Llave para el Cielo. Toda una San Pedrota o Pontífiza, más bien Santa Magdalena, de Proust, o de Migdal, la facedora de puentes desfacedora de entuertos.
