"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-
se escribe como se habla se escribe como se es el alma

jueves, 26 de junio de 2008

Lo profético poético como arma de expresión única

(Entre mis palabras de hace 25 años dedicadas a Ana, a la célula, a la vida, al Cosmos, a la negación de la muerte, "El libro de la Vida" que tuve el desacierto de subtitular y poner un "Dios pone el nombre" de nombre. Pues entre las palabras de este "Libro de la Vida", esto Profético Poético como arma de expresión única)

El tono profético es el auténtico tono poético (¡Qué bien supo de esto mi gran Poesis, Poesa del mundo, rusa y argentina! Con aquella su definición de Poesis, poesía decía ella entonces, la mejor o la única válida para este oficio de inexistentes o desaparecidos o de poetas prostitutas están a las puertas del lugar de todos los lugares, esos marginados poetas: Despertar las Fuerzas visionarias que conducir con aplomo extraordinario) tono de versículo de Biblia, tono venido desde las profundidades o alturas del espíritu.
Lo malo en lo bueno comprendido como la enfermedad envuelta en la placa curativa, así el espíritu, efecto perla, corona boreal rodeando una Tierra en sombras, la oscuridad la ignorancia cercada de la luz de la ciencia. (Sé quién se alegraría enormemente del párrafo anterior y siguiente, cual si me lo hubiese dictado a la oreja, ¡y ya pudo ser a mi oreja de hace 25 años!)
Lo poético es el tono único que el oficio de escribir admite: esa profética comunión. Volvamos a las fuentes: Ser profeta era un oficio como hoy no lo es ser poeta. ¿Castigo a una desviación? (A mí también me han castigado de lo más duramente por desviarme) Ser poeta es importar bien poco al mundo de hoy, no como antaño, que el profeta el Sumo Sacerdote eran dios, lo siguen siendo hoy día, y de ahí revestidos de toda autoridad para dar el paso siguiente a Faraones, Césares divinizados y otras genocidas torpezas. Ser profeta era contar en la sociedad tanto como hoy sobra el ser poeta.
Editores o intermediarios del poeta, profeta entonces, no los había en la Antigüedad. Así la voz de Dios llegaba al hombre entonces (¡Hoy sí que dudo de esta aseveración de hace 25 años! ¿Qué hubo de bueno en cualquier tiempo pasado para que pueda considerársele como venido de dios?) Ahora estamos en la orfandad más absoluta de ella, o como he dicho al arrancar el libro y dedicado a la muerte del padre: Huérfanos en esta soledad que es hombre de la mitad del mundo; en el caso que nos ocupa: orfandad total. ¡Nadie es tan insensato como para atribuírsela! ATRIBUIRSE LA VOZ DE DIOS: ATREVERSE A SER PROFETA, O SEA POETA, TONO ÚNICO QUE EL OFICIO DE ESCRIBIR ADMITE. ¿Y por qué nadie se atreve? (Seguramente que me atreví yo, es prueba mi fracaso, prueba que esté intentando rescatar a mis 57 años toda mi obra de décadas masacrada por este mundo, este país) FIRMABA SU SENTENCIA DE MUERTE COMO PROFESIONAL DE ALGO, MÁXIME DE LA ESCRITURA.

¡¿Me atreví a ser la Voz de Dios?! ¿Y por eso me matan, lincharon ya entonces?
Gran mezquindad.
Hoy todo el mundo diciéndose lo mismo: ser dios
¡y bajo el aplauso más rabioso de toda clase de confesionalidades y facciones político religiosas!
En el caso de la escritura, los pioneros ni figuramos en los anales históricos, de lo que se nos barrió, no así los que escalasen por primera vez todos los Everest o fuesen primer vez a los polos.

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No menos interesante lo que en la misma hoja sigue (por supuesto que) a continuación

Ser las cosas lo que son

Quise regalaros mi sueño de encanto alquímico esotérico rodeado. Pero creo que mayor encanto misterio natural es éste de las cosas los seres siendo lo que son. Máxima sabiduría la del que dijo para nombrarse: Yo soy, y el que Es me envía, y el que quisiera crucificarnos por ser hijo del carpintero hija del taxista, lo hiciese, allá él con su estupidez criminal.

De ahí , no ser las cosas los seres lo que son, viene tanto afán por la cosmética, las modas atropelladas, los movimientos, literarios y de toda índole, todos ellos sobrantes; de ahí: esta obsesión por ocultar los orígenes. Es natural que la falta de esencia o de sustancia se resuelva en excesos aditivos de toda índole
Un vacío de sabor,
es un color sin nada en qué posarse
(¡¿Y por qué a la musicalidad de estos dos renglones o versos se le abalanzan tus palabras su música, Alejandra?!:
La soledad es no poder decirla
por no poder circundarla,
por no poder darle un rostro)
latido sin corazón,
ala sin ave.
Somos el contraDios
que inventa el mundo sin hombres
o la mirada sin ojos.
¿De qué le sirve al paisaje una visión sin pupilas?

Ahí les dejo con su lavatorio de manos.
Ser las cosas lo que son, o visto para sentencia.
Grupo poético de Sombra & Sombra Dentro de mí con ella que es yo El extraño caso de una generación fundándose a sí misma.
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