"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-
se escribe como se habla se escribe como se es el alma

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Rectificando a Carmen Martín Gaite en frase qe los bitacoreros amorcill@s d por aquí, d ser un mínimo leídos, o estimar en algo las palabras, hubieran

debido tomar de frase de cabecera (Carmen Martín Gaite foto tomada de http://www.escritoras.com/escritoras/escritora.php?i=136)

Mi escrito, del tiempo en que le oí a Carmen M.G. su frase, figura en mi "Escribir es romperse la cabeza", ¿estaría entonces redactándolo?:

La muerte es la mayor tristeza
Y aquí estamos todos muertos:
tristes.
Causar la mayor tristeza:
matar,
sobre todo si alma se mata,
si a los sueños.
Quitar la vida o la alegría a otros,
estafar sus esperanzas:
esa es la mayor tristeza.
¿Y la sufre?
La víctima al que roban sus sueños, estafan su vida;
los demás LO SON, tristeza que ni se reconoce a sí misma
cabalgando en el potro de las risas risitas risotadas,
en el potro de tortura que son, ¿sin percibirlo?,
lo dudo, para otros.

Oigo a Carmen Martín Gaite decir
y la mano se me escapa a escribirle esta rectificación:
"No salpicar con la tristeza a otros",
como si de un lodo se tratase.
¡No salpicar de muerte alguna el espléndido tapiz del mundo!
Esa sí es la mayor tristeza: vivir entre esas salpicaduras,
rostro comido de esa viruela de todas las sociedades...
y como si ninguno viésemos esa fealdad,
sobre todo los que tenemos la obligación de denunciarlo:
los que escribimos:
los que somos (son, ¿a una acaso dejan las famas de estas Cármenes u otros?)
la Voz del Mundo.
Todo el que mata, sean los sueños de otros, no debió nacer nunca,
todo el que aguarda con la tristeza a otros para así no le toque
haciéndole víctima a él ella,
que así cargará con ración doble: la suya propia
y la que le dona el agraciado en no tener tristezas
ya que las va repartiendo de lo más alegremente.
La tristeza no salpica, no es un lodo tocaya;
los que la causan: matan. Eso sí.

Pues póstumamente, o tras tu óbito, que habrás conocido mi rectificación Carmen. Te recuerdo a 2008
No salpicar con la tristeza a otros. Ya sabéis bitacoreros amorcill@s. No salpicar con vuestras burlas, ofensas, anónimas y no anónimas, a otros, no hacer, SOBRE TODO DE LOS ÁRBOLES MÁS ESPLÉNDIDOS DE LO QUE PODRÁN SER NUNCA VUESTRAS VIDAS, leña, la leña sólo por verle caído. Recordad a Machado, leed un poco, y su canto al olmo. Al muerto hay que rescatarlo como hizo él en su cartera, hay que revivirlo, eternizarlo... Al muerto que vosotros mismos, vuestra mediocridá inconsciente o alacránica, mismo da, hacéis. ¡Al muerto no hay que matarlo!, eso en primer lugar; no llaméis muerto a cuanto os excede en vida, sea interior: LA ÚNICA VIDA. La Vida es Dentro, que le dije yo a Alejandra, o me dijo ella a mí.

Y este otro poemita a la vuelta del que trascribí arriba, también entonces en mi "Escribir es romperse la cabeza". Parece ser que fue escrito antes que el que le dediqué a la frase de Carmen Martín Gaite:

La mayor tristeza es no ver el sol de cada día
O verlo sin ver.
Verlo de oídas.
Tomar el sol como de prestado.
Con una vida impuesta
como desde otra vida.


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